
En primer término piense porque quiere dejar de vivir. No busque excusas para permanecer vivo.
Olvídese de sus seres queridos, si es que aún le queda alguno.
No preste atención a los días soleados, esos que le hacen ver las cosas con mejor humor.
No escuche música, o tal vez sí, alguna marcha fúnebre.
Deje de comer las cosas que le gustan, y no tome vino para no marearse y olvidar que su verdadero propósito es morir.
No atienda el teléfono, eso lo distrae y comunica con otros.
Evite cualquier tipo de compañías, aún de los que viven con usted.
Mire la vida en blanco y negro, olvídese de los colores. Preste atención al negro, esa espesura le ayudará poco a poco a ir perdiendo la visión.
Anule su olfato permanentemente con un broche para la ropa.
Cuando haya anestesiado todos sus sentidos ( obviamente el sentido de la vida ya lo ha perdido, sino no buscaría morirse) entierre sus pies en una maceta. Poco a poco se irá convirtiendo en vegetal. Un ser, aún vivo; pero como nadie le pondrá un poco de agua, poco a poco se irá secando. Como se fueron secando sus días, el día que decidió dejar de vivir en plenitud.
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